Me acaban de enviar un powerpoint precioso sobre Mario Capeccic, premio nobel de medicina 2007 (que comparte el premio con Oliver Smithies y Martin J. Evans).
Me ha venido a la mente las veces que dudamos de la capacidad de nuestros pequeños, los miedos que irrumpen en nuestra paz; a veces nos llegan a través de conocidos, otras de desconocidos y también, de nosotros mismos.
Pienso en las veces que nos hemos atormentado por creer que una actividad concreta debiera formar parte de la vida de nuestro hijo a una determinada edad (lectura, escritura, matemáticas,...)
Antes o después acabamos comprobando que no somos nosotros los que decidimos el momento ni la actividad, sino ellos, y que con nuestra presión atrasamos su llegada, que a pesar de todo acaecerá.
La vida de Mario Capecchic es un claro ejemplo de ello.
A pesar de su dura infancia, que transcurrió en las calles de Verona, tras ser abandonado por la familia de campesinos que cuidaba de él, mientras su madre pasaba sus días en el Campo de concentración de Dachau, a pesar de su edad tardía (bajo los parámetros de nuestra sociedad)para empezar entre otras cosas a leer (trece años), y gracias a una poderosa confianza en sí mismo, logró cumplir su deseo de investigar, lo que le llevó a conseguir el Premio Nobel de Medicina.
Sabemos que no es un caso aislado, que grandes personajes de la historia empezaron sus estudios (formales) a una edad tardía, pero nos reconforta recordarlo, he ahí el motivo de mi entrada ¡ÁNIMO !
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